lunes, 16 de mayo de 2011

explotacion infantil en colombia

De acuerdo con la Misión para el Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad, Mesep, que convocaron el Dane y Planeación Nacional para actualizar las cifras de pobreza y desigualdad en Colombia, en el país más del 46% de la personas vive en condiciones de pobreza y el 17% vive en la calle.
Es decir, 20,5 millones de colombianos son pobres y 7,9 millones, indigentes. Según las estadísticas hasta junio de 2006, la pobreza y la indigencia eran de 45,1 y 12 por ciento respectivamente.
En Colombia se considera que un hogar está en condición de pobreza cuando, estando conformado por cuatro personas, tiene ingresos inferiores a un millón 100 mil pesos mensuales. En cuanto a la indigencia (pobreza extrema), se hace referencia a los hogares que no tienen ingresos suficientes para comprar una canasta básica de alimentos, que en el país se estima que cuesta 450 mil pesos para cuatro integrantes.
Para el Pnud, las metas del Gobierno, frente al tema, que eran de cifras de pobreza del 28% en 2015, no será posible cumplirlas.
"Será muy difícil que se cumpla con la meta en pobreza e indigencia.
Es necesario redoblar esfuerzos para mejorar los actuales indicadores", dijo el coordinador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), César Caballero.
Según el Pnud, 48 de cada 100 colombianos seguirán pobres en el año 2011, mientras que la meta en 2015 es que sólo sean 28 de cada 100 habitantes.
"El problema es que este informe y cifras se obtuvieron antes de la crisis económica. Si el desempleo sigue en aumento al igual que la informalidad, es probable que la situación sea aún peor", dijo Caballero.
Teniendo en cuenta los recursos asignados en los planes de desarrollo, los departamentos con mejor perspectiva al año 2011 son Santander, Cesar, Cundinamarca, Boyacá, Tolima y Antioquia.
La Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, tampoco cree que la meta se cumplirá en 5 años, incluso asegura que para esa fecha los pobres en el país serán el 50 por ciento. "La meta de 28 por ciento para el 2015 luce casi inalcanzable, pues implicaría una reducción de cerca de 22 puntos porcentuales en tan sólo cinco años (2010-2015). Para lograrlo recomendamos enderezar las políticas públicas en lo referente a una reducción de los parafiscales y replantear los programas asistencialistas del Gobierno Nacional", anotó un documento de la entidad.
No todo el trabajo infantil, evidentemente, es tan repugnante como las formas más peligrosas y explotadoras. Incluso los más fervientes partidarios del no-trabajo infantil reconocen que tareas apropiadas pueden aportar a los niños habilidades y responsabilidades, mantener unidas a las familias y contribuir a los ingresos familiares. Al evaluar el alcance del trabajo infantil y dibujar soluciones, es crucial definir qué es el trabajo infantil, y distinguir formas explotadoras de formas apropiadas.
La UNICEF ha desarrollado un conjunto de criterios básicos para determinar si el trabajo infantil es explotador. Define que el trabajo infantil es inapropiado si:
·         es con dedicación exclusiva a una edad demasiado temprana,
·         se pasan demasiadas horas trabajando,
·         el trabajo provoca estrés físico, social o psicológico indebido,
·         se trabaja y se vive en la calle en malas condiciones,
·         el salario es inadecuado,
·         el niño tiene que asumir demasiada responsabilidad,
·         el trabajo impide el acceso a la escolarización,
·         el trabajo mina la dignidad y autoestima del niño (como el esclavismo y la explotación sexual),
·         impide conseguir un pleno desarrollo social y psicológico.
La Convención sobre los Derechos de la Infancia, firmada en 1989 por todos los países excepto la Islas Cook, Somalia, Omán, Suiza, los Emiratos Árabes Unidos y EUA, obliga a los gobiernos a proteger a los niños de "la explotación económica y de realizar ningún trabajo que pueda ser peligroso o interferir en la educación del niño, o que sea peligroso para la salud física, mental o espiritual del niño o para su desarrollo social."
Cerca de 50 países han ratificado la Convención 138 de la OIT sobre edades mínimas para trabajar, que establece normas más rigurosas que la convención anterior. Establece que 15 años es la edad mínima aceptable en países industrializados, y 14 años en los demás países. Permiten que los niños hagan trabajos suaves a los 13 años en países industrializados y a los 12 en países más pobres. Prohibe el trabajo que pueda amenazar la salud, la seguridad o la moral para niños menores de 18 años.
La explotación infantil es al mismo tiempo consecuencia y causa de la pobreza, aunando todas las miserias.
Agotamiento para vivir y trabajar, analfabetismo, enfermedades y malnutrición, envejecimiento precoz. Es el momento de romper esta espiral, que muchos se obstinan en considerar como una inevitable 'fase de crecimiento de las sociedades en vías de desarrollo'.
Pero el trabajo infantil no es todo igual. La misma UNICEF hace una nítida diferenciación entre dos tipologías de niños que trabajan:
a) Aquellos que dentro de las familias campesinas o artesanas trabajan para ellas mismas y por la situación de pobreza, la falta de infraestructura o la ausencia de garantías sociales necesitan de los brazos infantiles. El niño puede trabajar algunas horas al día e ir a la escuela o en otros casos puede que trabaje todo el tiempo, pero no se puede hablar de explotación sino sólo de miseria.
b) Aquellos en que son explotados por un patrón externo, muchas veces una multinacional.
Igualmente se puede distinguir entre los casos menos graves -el trabajo durante algunas horas al día, en sectores que no perjudican la salud o el crecimiento- y aquellos más graves, es decir el trabajo a tiempo completo y en condiciones insalubres.
Sus causas
La globalización económica crea lazos entre distintas economías nacionales, con lo cual la incidencia del trabajo infantil en países del Sur se hace más patente en los países industrializados. Al mismo tiempo, el proceso de globalización que permite al Norte ser consciente del trabajo infantil que se da en el Sur también pone presión a las economías y estructuras sociales de los países del Sur, intensificando de esta forma el problema del trabajo infantil.
Es evidente que existe una relación entre el trabajo infantil y la pobreza, puesto que los niños que trabajan son casi exclusivamente pobres. Pero la pobreza no es la causa del trabajo infantil; el hecho de que la proporción de trabajo infantil varíe dramáticamente entre países de niveles similares de desarrollo económico lo demuestra. En China, por ejemplo, ha habido muy poco trabajo infantil en las últimas décadas, según fuentes diplomáticas de EUA, porque tomaron la decisión política de mandar los niños a la escuela. Lo mismo ha ocurrido en el estado Kerala, en la India, que lo ha prácticamente abolido. De estos dos ejemplos se deduce que el trabajo infantil sólo puede existir si es tratado como aceptable cultural y políticamente.
Según la Fundación Internacional por los Derechos Laborales, en muchos países hay una fuerte tradición de tolerar el trabajo infantil, que se combinan a menudo con prejuicios hacia poblaciones aisladas. El resultado es la expansión de trabajo infantil entre algunos grupos étnicos pobres. De forma similar, actitudes discriminatorias hacia mujeres y chicas pueden reforzar la voluntad de los padres de mandar sus hijas a prostituirse o a servir en casas.
Donde la educación es obligatoria, disponible y entendida como importante, la proporción de trabajo infantil es más baja.
Los factores de pobreza, tradiciones culturales, prejuicios hacia grupos étnicos, religiosos o raciales, discriminación de las chicas, acceso inadecuado a la educación y búsqueda de mano de obra dócil por parte de los empresarios, han existido desde hace siglos. Lo que es nuevo ahora es la globalización económica.
Este factor contribuye a incrementar el trabajo infantil debido a la competencia en el mercado global, que hace que todo el mundo busque bajar los costes de producción. Hay otras formas, menos obvias pero igualmente importantes, en que la globalización contribuye al incremento del trabajo infantil.
Las exportaciones agrícolas baratas hacia el Sur y la promoción de la agricultura orientada a la exportación en estos países han removido la estructura social de comunidades rurales en todo el planeta. Apoyándose en la violencia, la coerción y a veces en fuerzas de mercado impersonales, los propietarios de las plantaciones han sacado muchas familias rurales de sus tierras, dejándoles con pocas opciones económicas. Algunos han cogido trabajo en las plantaciones, donde se suelen emplear también a los hijos; algunos se han ido a suburbios, donde los niños pueden buscar trabajo para ayudar a sus familias; y algunos han mandado a sus hijos a las ciudades a que ganen dinero para la familia.
Durante los años 80 hubo grandes cambios en el sector agrícola del Brasil. Grandes plantaciones se mecanizaron más y más y se incrementó su grado de dedicación a la exportación, y la tierra se concentró cada vez más en pocas manos de grandes empresas agrícolas. Los trabajadores de las plantaciones y los pequeños agricultores expulsados de sus tierras se juntaron con los grupos de trabajadores temporales que se conocieron como "bóias frias" o "volantes". Dado que los ingresos de muchas familias disminuyeron considerablemente, estas fueron empleando a los hijos. Hoy, una buena proporción de los niños que trabajan en Brasil son bóias frias.
En el sureste de Ásia, la urbanización y el empobrecimiento de las economías rurales son factores importantes que empujan a las familias a vender a sus hijas a la prostitución. El incremento en prostitución infantil está ligado al crecimiento del turismo sexual, una manifestación especialmente amarga de la globalización.
A nivel macroeconómico, la imposición por parte del BM y el FMI de PAEs ha fortalecido muchas de las tendencias que contribuyen al trabajo infantil. Se ordena a los gobiernos que promocionen las exportaciones y recorten el gasto público como condición para seguir recibiendo préstamos. En muchos casos los recortes son en educación. Sin embargo, en años recientes, el BM ha reconocido la importancia de la educación y la sanidad y ha instado a los gobiernos a mantener programas en estas áreas, así como inversiones en capital humano. Preguntado acerca de la influencia de los PAEs en el recorte de prestaciones sociales y de gastos públicos, el economista del BM Peter Fallon dice que "se ha dicho que en uno o dos países los PAEs han incrementado la incidencia del trabajo infantil. Pero eso es difícil de justificar, porque no se puede saber lo que pasaría en otro caso. Podría haber más trabajo infantil de no seguir los PAEs." El BM también ha instado a los gobiernos a mandar a los niños a la escuela. Pero incluso cuotas bajas hacen que algunas familias no puedan mandar a los niños a la escuela, y éstos frecuentemente trabajan. Fallon dice que el BM orienta sus consejos más bien a la enseñanza secundaria y postsecundaria, y que para atacar el problema del trabajo infantil hay que atacar la enseñanza primaria.
En que trabajan los chicos
La mayoría de los niños que trabajan a tiempo completo lo hacen en el sector agrícola comercial, pero hay niños trabajando en multitud de sectores: servicio doméstico, , minería, pesca de gran profundidad (buceadores), construcción, material deportivo, calzado deportivo, equipamiento quirúrgico, cerillas y pirotecnia, carbón vegetal, fábricas de cristal y cerámica.
En la India: esclavizados, en canteras, en el campo, servicio doméstico, picking rags en las calles, alfombras, saris de seda, cigarrillos "beedies", joyería de plata. artículos de piel (incluyendo calzado y material deportivo), alfombras de lana tejidas a mano, piedras preciosas sintéticas y naturales, diamantes, prostitución, restaurantes, trabajo doméstico, teterías y moteles.
Minas de carbón en Colombia
Los pasillos de las minas son bajos y estrechos, así que los propietarios (habitualmente los padres de los trabajadores) encuentran en los niños los trabajadores de tamaño ideal. Encorvados y con dificultades para respirar, los niños cargan pesados sacos de carbón a sus espaldas. Están expuestos a altos niveles de polvo, con riesgo de lesiones y enfermedades pulmonares. Se estima que son centenares de chicos.
Pelotas de fútbol
Buena parte del material deportivo del mundo se produce con trabajo infantil. En Pakistan, el mayor exportador de pelotas de fútbol (provee más del 60% del mercado estadounidense), por ejemplo, hay más de 7.000 niños de menos de 14 años que cosen pelotas, cobrando 0,6 dólares por pelota; incluso los niños más mayores no pueden coser más de 3 o 4 pelotas en un día.
Con el soporte de Robert Reich, antiguo secretario de estado para el trabajo de EUA, y de otros políticos, la CIOSL y ONGs para los derechos laborales lanzaron una campaña en junio de 1996 para asegurar que "los niños no jugarán más con pelotas hechas por niños empobrecidos en la otra parte del mundo". El primer objetivo era la FIFA, que ponen su sello en las pelotas de alta calidad, incluidas las que se usan en ligas profesionales. Se pidió a la FIFA que no pusiera el sello en pelotas hechas con trabajo infantil. La campaña consiguió rápidamente publicidad, gracias a la Copa de Europa; miles de jóvenes jugadores pidieron a la FIFA y otras instituciones del mundo del fútbol que se eliminara el trabajo infantil de la fabricación de pelotas de fútbol. Después de negociar con varias organizaciones sindicales, la FIFA anunció en agosto que pediría a todos sus afiliados que se adhirieran a un código laboral como condición para usar el sello de la FIFA. El código prohibe el uso de mano de obra infantil y otras prácticas laborales explotadoras. El control del cumplimiento del código se dejó en mano de organizaciones sindicales internacionales. A principios de 1997, dos asociaciones de fútbol de EUA subscribieron al código de la FIFA.

1 comentario:

  1. http://2.bp.blogspot.com/_j_JF7UL7wTE/RuYhFnyD9JI/AAAAAAAAAr8/8mxZo9nLvVw/s400/Trabajo+Infantil.jpg

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